De todos los animales acuáticos que habitan en los acuarios de zoos, safaris etc., el que sin duda mejor se ha adaptado a la vida en cautiverio es el delfín. Animal fuerte y ágil, dotado de gran inteligencia, los delfines conquistan las simpatías de los espectadores con sus fantásticas piruetas y su carácter simpático y juguetón.
En libertad, los delfines se agrupan formando manadas, a veces de más de cien individuos, que acompañan a las grandes corrientes y constituyen con sus saltos un motivo de diversión para los pasajeros de barcos y cruceros.
El delfín tiene una forma de nadar característica, saltando y hundiéndose rítmicamente en el agua como si cabalgara en las olas. Esto se debe a que por ser mamífero, necesita subir a la superficie para respirar, cosa que hace cada vez que asoma la cabeza.
Los delfines son animales sumamente voraces. Engulle toda clase de pequeños peces en grandes cantidades. Vive en los mares templados, sobre todo en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
Los delfines son muy solidarios. Si un delfín se está muriendo, otros delfines de su grupo vendrán a ayudarle, apoyándole todos con su cuerpo para que el agujero que utiliza para respirar se mantenga por encima del nivel del agua.
El mayor peligro para los delfines son los tiburones y el hombre, que amenaza al delfín a través de la caza directa, contaminación y porque muchas veces se quedan atrapados en las redes de barcos que pescan otro tipo de pescado como el atún.
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